Después de la pandemia Alan Palomo decidió dejar ir lo que sería el nuevo álbum conceptual de Neon Indian junto con todo el proyecto en sí, pues ya había dicho lo que quería decir. Compró un piano y comenzó a aprender a tocarlo correctamente, por primera vez. Al poco tiempo la corriente creativa llegó y comenzó a jalarlo hacia una inesperada pero fructífera dirección, de regreso al pop sofisticado de Prefab Sprout, The Blue Nile y Bryan Ferry, algunas de sus mayores influencias musicales.
De esta nueva era hemos escuchado como adelantos: Nudista Mundial ‘89 feat. Mac DeMarco y Stay-At-Home DJ. Ahora la fiesta continúa con el lanzamiento de Meutrière, que se genera en medio de un pastiche de bajos de sintetizador entrecortados y saxos que se despintan, Flore Benguigui (de la banda francesa de nu-disco L'Impératrice) y Alan ofrecen un dúo de italo-disco multilingüe en el que se detallan las tensiones hirvientes bajo la superficie de una filmación.
"Aunque tiendo a hacer referencia a las películas en mi trabajo, siempre he querido escribir una canción que tuviera lugar en un set de rodaje y que explorara la fricción que a menudo se siente entre los actores y sus directores. La confianza. El abandono imprudente. Un drama que precede al drama en pantalla. Me alegré mucho cuando Flore Benguigui, de L'Impératrice, aceptó cantar a dúo esta canción de Fr-Italo".
Por si fuera poco el video oficial demuestra que el cine es uno de los grandes amores de Palomo, a la par de la música, quizá hasta más. "Desde el principio supe que quería que las letras de Meutrière inspiraran directamente el concepto del video e intentar adaptarlas como si fueran un guion. Nacido de mi amor por las películas Giallo, es una muestra surrealista de los horrores delante y detrás de la cámara en una película italiana de pesadilla. Realizado con mis mejores amigos, puede que sea mi video favorito hasta la fecha", comenta Alan.
El nuevo álbum de Alan Palomo titulado World of Hassle llegará el próximo 15 de septiembre, se trata de una parodia del ego de los rockstars, la llegada de los centros comerciales a América y nuestra obsesión por nosotros mismos, aún al borde del apocalípsis. Pero al mismo tiempo es exageradamente serio, la historia repitiéndose a sí misma como si la ansiedad nuclear regresara en forma de sintetizadores y solos de saxofón.
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